Por: Dr. (c) Jack Torres Leandro
El reto para avanzar es crear, mantener y financiar un esquema político de largo plazo, que sostenga el ímpetu del crecimiento de los diferentes sectores de la economía. Sin estos compromisos de largo plazo, es probable que la tecnología se convierta en una oportunidad perdida para muchos países.
Este esquema debería incluir políticas de demanda para promover un aumento del consumo de productos y servicios netamente nacionales, así como políticas de oferta que promuevan la producción de tecnologías que incidan en la economía de nuestra nación.
No puede promoverse la innovación sin los esfuerzos de muchos actores, y no puede avanzar sin una visión de largo plazo que establezca la dirección y clarifique los objetivos, tanto del parque empresarial (en sus diferentes sectores), en cuanto al desarrollo local se refiere, y términos de nuestra nación.
El fracaso de las políticas públicas puede llevar al derroche de los recursos públicos y al desaprovechamiento del potencial de muchas tecnologías prometedoras, debido a la negativa de los políticos o de los contribuyentes a comprometer más recursos.
Cuando las empresas fracasan, pueden desaparecer centenares de puestos de trabajo, los inversores pierden la confianza y la reputación de las tecnologías puede quedar maltrecha. La incertidumbre y el estancamiento pueden prevalecer, mientras que el potencial de nuevas soluciones prometedoras se desvanece.
Con las actividades del gobierno y las empresas tan íntimamente ligadas, a menudo es imposible dirigir las acusaciones de forma precisa. En el fondo, solo hay un fracaso colectivo. Una vía para erradicar dicho mal que nos asecha, modelos basados en el cooperativismo y una economía basada para el bien común marcarán sin lugar a duda la diferencia.
Es por ello, una gran parte de la sociedad ha dejado de escuchar por completo a los especialistas en diferentes áreas del saber, cuando éstos han querido aportar y la sociedad en general pareciera ser que se alimenta de la disonancia política que impera en nuestro país.
De igual manera, existen una amplia variedad de desafíos y oportunidades en la gestión de la innovación, de tal manera que la prioridad para algunas empresas puede radicar en enfocar sus inversiones en dinamizar las capacidades existentes, en aras de satisfacer nuevas necesidades y con ello la creación de nuevos mercados.
Llegado a este punto, ¿quién pone el huevo? En la práctica, las ideas y la innovación surgen de múltiples fuentes y a menudo requiere la colisión y la mezcla de muchos conocimientos, en distintas áreas del saber, a partir de posibilidades y oportunidades.
Alcanzar extremos radicales como encapsular y no darle posibilidad a una participación inclusiva , con total y absoluto empoderamiento, a los colaboradores para llegar a procesos de experimentación solamente radica en la promoción de una mentalidad fija, es decir TODO ESTA ESCRITO EN PIEDRA, hoy día se necesita lo contrario la mentalidad exponencial.
Por consiguiente, la innovación deriva de la contribución de muchas áreas del saber, vital la capacidad de integración organizacional que se disponga (en otras palabras los feudos, remontarlos a otra época) y entre empresas externas son requisitos fundamentales para obtener al final del túnel un exitoso proceso de innovación.
Sobre el autor:
Dr (c) Jack D. Torres Leandro
Fundador INNOVUS Costa Rica
Prof. Universidad Estatal a Distancia, Escuela de las Ciencias de la Administracion.
FUNDADOR INNOVUS COSTA RICA S.A
Email: jtorresl@uned.ac.cr / jack@innovuscr.com
Móvil: 8825-6641 / 8437-5274 que capacite a los estudiantes a una pronta reacción ante entornos digitales.